Cuando vives la vida más tranquila, viendo pasar los días y parece que los sentimientos fluyen de una manera más tranquila.
Hasta que de pronto, pam!, te encuentras con la Merce y su nueva compañera, desayunando, con sus sonrisas y sus miradas. Y tu que entrabas con hambre y con la mente de lo que te apetecía más, sales, pensando que porqué he escogido este bar, porqué está con esta mujer, no está contigo y el estomago es un nudo fuerte...y todo como duele.
Al final, decides que necesitas contárselo a alguien y enseñar la parte más frágil de tu persona...lo escribo en mi blog.
Vaya, una pena que ese sentimiento que sientes hacia Merce no sea recíproco, poco a poco ese dolor se irá calmando.
ResponderEliminarBesossssss
Gracias por compartirlo Arlette. Ese amor te está devorando.
ResponderEliminarBesos desde un rinconcito de Lleida wapa.
Arlette, no sé si te consuela, pero creo que todo el mundo ha pasado por eso alguna vez. Yo misma, sin ir más lejos, te entiendo, tiene que ser duro. No es la primera vez que te la encuentras, ¿no? Yo te diría que la mejor solución es ningún tipo de contacto y un día te das cuenta que ha desaparecido de tu mente... y empiezas una nueva vida. Pero, qué mala suerte que siempre te la encuentres! Todo pasará, créeme.
ResponderEliminarÀnims i petons!
Ánimo, cada vez dolerá menos.
ResponderEliminarMuack.
Pues contado queda Alette y seguro que te ha venido bien compartir este momento doloroso, espero que no vuelvas a ese bar...mira que hay sitios:-)
ResponderEliminarUn beso guapa
También te envio ánimos. Como soy nueva no sé bien de qué va, me llega tu tristeza y tu dolor, eso sí.
ResponderEliminarUn abrazo animoso y cálido (si llega).
Un super rollo que te suceda eso...te quedas echa un trapo...yo lo he vivido unas cuantas veces...hasta que llega un día que ya no te importa porque has dejado de sentir algo por esa persona...
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